"EL COLOR DEL PARAÍSO"
La historia de esta película trata de un niño llamado Mohammad. Él es un niño ciego pero con una gran capacidad e inteligencia para descubrir los misterios de la naturaleza.
Empieza con una pantalla negra en la que se escuchan voces, sonidos y susurros que nos involucran con la propia ceguera de los niños.
Mientas los niños son llevados por sus papás, Mohammad espera al suya ya que las clases en el instituto habrían terminao y todos se iban a vacaciones.
Durante la espera, a través del sonido y el tacto, el pequeño se conecta con la naturaleza y logra salvar a un pichón y llevarlo a su nido con tan sólo guiarse por su tacto y su agudeza.
El niño disfruta de su entorno, el padre (Hashem) llega al instituto y habla con los encargados para la posibilidad de que Mohammad se quede ahí, ya que él no puede hacerse cargo. A la rotunda negativa de ellos, se lleva a su hijo fuera de la ciudad.
Mohammad disfruta sentir y descubrir con sus dedos la naturaleza, pues cuando va en el autobús sus manos quieren atrapar el viento, y le pregunta al padre si ya es de mañana y sobre lo que hay alrededor.
Al llegar al lugar Mohammad se verá envuelto por un paisaje espectacular que en principio nos parece ajeno a él por sus limtaciones visuales, pero es quien más lo disfruta, al ser el único que intenta descifrar del entorno con sólo sus manos.
En la casa, una finca a unoas horas de Teherán, Mohammad será recibido como un héroe, en medio de los campos de trigo y los árboles gigantes, por su abuela y por sus dos hermanas. Ellas sí lo quieren y admiran su nobleza, su generosidad y su amor por la naturaleza, y si sonríen con afecto cuando son testigos de su necesidad de conocer, a pesar de la ceguera, los más pequeños fenómenos del mundo.
La abuela y sus hermanas están muy contentas de la presencia de Mohammad, pero su padre parece querer deshacerse de él, ya que es un obstáculo para su casamiento. El padre percibe a su hijo ciego, como una carga. Este sufrido hombre, viudo, trabajador, busca rehacer su vida. Pero en esta nueva etapa, no hay lugar para el hijo. Su padre lo ve como un obstáculo, como una suerte de castigo divino del que quiere huir.
La solución que descubre, a pesar de la oposición de la abuela, su madre, es llevarlo de aprendiz de un carpintero, también ciego. La clave saldrá de los labios de la abuela, mujer trabajadora y muy religiosa, ahora enferma y agónica tras una pulmonía cogida al ser separada de su nieto; cuando su hijo pretende consolarla ofreciéndose a traer a su nieto al pueblo, ella le responde que no está preocupada por el niño sino por él, y que por ello sólo le queda rezar.
Ciertamente, la del padre es una ceguera mayor y más honda, incapaz de saborear la belleza de la vida y la alegría de la naturaleza: una música tormentosa y dramática es la que su alma percibe, mientras que el niño entiende el canto de los pájaros y el aroma de unas flores que se traducen en melodías llenas de lirismo y emoción en su interior.
El momento más marcado para el niño es cuando su padre lo abandona con el carpintero, y llora amargamente diciéndole que nadie lo quería y que tocaba todo porque quería ver a Dios con sus manos.
La abuela de Mohammad muere por aquella salida en la lluvia y el padre recoge a Mohammad y lo lleva consigo.
El hijo "escondido" no impide que sus planes de nuevas nupcias también se corten. En la desesperación, por estas frustraciones, por la muerte de su madre, va a buscar al hijo, aunque pareciera que más que buscarlo, lo quiere perder. La corriente final y la desgracia se vuelven redención a un alto precio.
Los padres de la mujer con la que pensaba casarse Hashem, le regresan los dotes porque creen que el casamiento será de mal aguero, y el padre llora desconsolado.
Esta película muestra no sólo un sentido poético y metafórico de la realidad, sino también un retrato minucioso de la búsqueda vital de un niño. Trata de capturar el hálito breve del tiempo y la belleza en sus grandes encuadres de paisajes, sus cámaras lentas bajo la lluvia y sus largos planos de la niebla disipándose.
Y sabe Majidi sacar gran partido al introducir al espectador en el mundo del protagonista jugando con el sonido de forma sorprendente, como pulsión evocadora e incluso aterradora.
En un camino hacia un puente colgante Mohammad y su padre se dirigen; Mohammad sufre la caída en ese puente con todo y el caballo en el que iba. El padre ve cómo cae y parece no importarle, después sucede el milagro de cambiar el corazón del padre, se vuelve sensible y trata de ayudar a su hijo, que el cauce se va llevando. Pero es demasiado tarde; Mohammad aparentemente muere y el padre lo abraza y le llora.
El color juega con nosotros, pues termina con un reflejo de luz en la mano derecha de Mohammad. Recordemos que la historia inicia con una pantalla negra y termina con una luz mística en todo su esplendor. Mohammad ha sido tocado por Dios, ha resucitado.